De mi primer libro de este año: "obra, habla y piensa siempre como si estuvieras a punto de salir de esta vida"
De mi honestidad más bruta: me da miedo escribir. Es verdad, tengo miedo. Escribirlo por contrario a achicar el temor me da más temor porque pienso en las palabras escritas como perpetuas, claro, una vez ya escritas no permitirán decir otras cosas. Mis amados compañeros ... ustedes entienden! no digo que el lenguaje tenga miedo sino que el miedo constituye una parte sustancial de mi escritura... una parte sin la cual no podría reconstituirse como unidad. Yo, confío este pensamiento a ustedes y lo escribo solo para salvarlo.
De mi brutalidad tecnológica: no comprendo como demonios se escribe un comentario a lo que escribe otro (Emi, había escrito algo que contestaba lo tuyo habrá quedado sabe dónde)
De lo común: qué significa ser un retroguardista? Centinelas de una gramática que se erosiona, insomnes de sueños que nadie recuerda, oidos para voces que aparecen desde atrás (desde mucho antes) pero comprometiron con este tiempo??? Intuyo que esta idea puede ser rechazada de plano por romántica. Alguna vez escuché decir que los primeros postmodernos fueron las románticos. Dice Kaufman: "hay una condición de la escritura crítica que es, por un lado, la relación con su actualidad, en cuanto punto de observación, en realidad con el objeto. El objeto es el instante más inmediato pero la escritura no remite a ese instante, no tiene a ese instante como interlocutor, sino que refiere a una temporalidad ilimitada... es una escritura que no espera nada" Pienso yo: no hay alternativa a ser retroguardista. Es como ser conservador. Existe algo que hay que cuidar/guardar/conservar para poder modular la relación de la transformación con la catástrofe. Un compromiso ante un probrema radical futuro que implica una intervención política con fuerte conciencia en su relación con el problema radical pasado.
De los origenes memorables: las relaciones que definen nuestra identidad generacional no pueden considerarse en principio y de antemano, como prescindibles y destinadas a ser sustituidas. Pero "uno puede elegirse a sí mismo sin reconocer un horizonte de significados que vaya más allá de la elección" (Charles Taylor) ... Habría que comentarles algo de esto a nuestros compañeros tan ávidos de reconocimientos, tan ingenuamente luchando por una elección que ya no posee significado alguno. Existen ciertas normas de valor que hacen que tal "valor" tenga un acuerdo fundamental ... sino ese valor estará tan vacío como su propia ausencia o pero, claro! mucho peor!!!
A sus pies.
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